Fabula

La zorra y el cuervo


Una zorra vio, posado en un árbol, a un cuervo que llevaba en el pico un pedazo de queso. Dispuesta a comerse el queso, la zorra le dijo:

-Cuervo, eres el ave más hermosa que he visto. Si tu canto es tan bello como tu plumaje, serás el rey de todos los pájaros.

El cuervo alagado, trato de mostrar inmediatamente sus habilidades para el canto: abrió el pico, dejo caer el queso y graznó lo mejor que pudo. La astuta zorra devoró el queso y antes de huir, le grito al cuervo:

-¡Te dije que eras hermoso, no que eras inteligente!

La mezcla de la vanidad y de la adulación echan a perder a cualquiera.

Poema

Venus

En la tranquila noche mis nostalgias amargas sufría.

En busca de quietud bajé al fresco y callado jardín.

En el oscuro cielo Venus bella temblando lucía,

Como incrustado en ébano un dorado y divino jazmín.

A mi alma enamorada, una reina oriental parecía,

Que esperaba a su amante bajo el techo de su camarín,

O que llevará en hombros la profunda extensión recorría,

Triunfante y luminosa, recostada sobre un palanquín.

"¡Oh reina rubia!-Díjele-, mi alma quiere dejar su crisálida

Y volar hacia ti, y tus labios de fuego besar;

Y flotar en el nimbo que derrama en tu frente luz pálida,

Y en siderales éxtasis no dejarte un momento de amar".

El aire de la noche refrescaba la atmósfera cálida.

Venus, desde el abismo, me miraba con triste mirar.

Sin morir (poema)

Estas arrugas son nada.

Estas canas son nada.

Este estómago que cuelga

Con comida vieja, estos tobillos

Amoratados e hinchados

Mi cerebro oscureciéndose,

Son nada.

Sigo siendo el niño

Que mi madre besaba.

Los años nada cambian.

En las noches sin viento de verano

Siento aquellos besos

Resbalar desde sus labios

Oscuros y lejanos,

Y en invierno flotan

Sobre pinos helados

Y llegan cubiertos de nieve.

Me mantienen joven

Todavía es indomeñable

Mi pasión por la leche.

La inocencia me guía.

Gateo de la mesa a la silla

Y de regreso

No moriré

Mi cuerpo, el grave resultado,

La seña de mi nacimiento

Recuerda y se aferra.


Entremés

El Poeta. Filomena

POETA -No sabes lo extraordinario que es ser poeta. Hay una doble vista que hace accesible la realidad desde diversos ángulos y que luego busca expresión en frase de ecos universales.

FILOMENA -Ahora levante usted el otro pie para aquello pueda acabar de trapear.

POETA -luego, el momento de la inspiración: cuando el mundo es transparente y se presenta en todas sus maravillas y el poeta se olvida de todo, de sí mismo, de su pobreza, de sus necesidades.

FILOMENA -¿Cuándo le sucede eso?

POETA -A menudo. Casi todos los días.

FILOMENA -Puede ser que se olvide de muchas cosas, pero nunca se le olvida venir a comer a ésta casa, y conste que nadie lo invita. Si no esta el señor se queda usted esperándolo tres o cuatro horas.

POETA -No son horas perdidas. Medito, encuentro alguna rima difícil, pienso...

FILOMENA -Conversa usted conmigo...

POETA -El poeta es un hombre como todos, más comprensivo que ninguno. Dicen que es el mejor amante.

FILOMENA -¿Quiénes dicen?

POETA -Las grandes, las fascinantes mujeres que los poetas han amado he inmortalizado.

FILOMENA -Bajé los dos pies que se va cansar.

POETA -¿Ves? Así somos los poetas, pisamos la realidad sin rozarla siquiera.

FILOMENA -¿De qué viven los poetas?

POETA -De alimentos breves, el mundo los comprende y los protege.

FILOMENA -¿Hay mujeres poetas?

POETA -Si algunas.

FILOMENA -Perdone usted que lo moleste con tanta pregunta, pero quisiera saber otra cosa: si por ejemplo usted, digo por ejemplo, recibieran un verso mío, un verso de amores... ¿qué haría?

POETA - ¿Pué dices, criatura maravillosa? Filomena, si tu me mandarás no un verso un recado cualquiera, yo caería a tus plantas. Filomena... no me mires con ése asombro. No tienes idea del derroche de hermosura con que la naturaleza te ha favorecido. Filomena... eres una reina. Deja que te bese las manos.

FILOMENA-Si no me deja las manos, le voy a dar un trapazo que le va a quitar lo atrevido para toda su vida. ¡Como se le ocurre!

POETA -No seas cruel, Filomena, vida mía. No juegues con mis sentimientos. ¿No has caído en la cuenta de qué mi presencia en ésta casa no tiene otro motivo que lo que siento por ti?

FILOMENA -Me doy cuenta de que viene comer sin que le cueste y ahora quiere mujeres sin que le cueste.

POETA -No recibas con vulgaridad estas palabras que nacen de lo más íntegro de mi alma. Además... tú las provocaste.

FILOMENA -Yo más le hice la pregunta y usted me contestó una serie de cosas que no tienen nada que ver. Yo lo único que quería saber es si una mujer pueden mandarle un verso a un hombre.

POETA -Bueno. No me humillo más y te contesto. Puede mandarle todos los versos que quiera.

FILOMENA -Y a él... ¿le gustaría esto?

POETA -Seguramente

FILOMENA -...

POETA -¿Qué te pasa? Ya estas arrepentida de haberme rechazado ¿verdad?

FILOMENA -No. Ya ni me acordaba de eso.

POETA -¿Que sucede entonces?

FILOMENA -Que no sé hacer versos.

POETA -Ah, yo encantado de enseñarte, ¿cuando quieres que te de la primera lección?

FILOMENA -No tengo tiempo para aprender, yo lo que quiero es que usted me haga un verso.

POETA -¿Para que?

FILOMENA -Para dárselo a un señor que es chofer y que vive en el sótano de la panadería.

POETA - La abyección tiene límites. No hago el verso.

FILOMENA -Será porque no puede. Ya me imaginaba que era de esos que nada mas hablan y no dan una.

POETA -Eso si no lo permito. Voy a darte una prueba de mi talento. ¿Que quieres que diga el verso?

FILOMENA -Pues que yo cuando voy a comprar el pan para el desayuno lo veo por la ventanilla enrejada ala altura de la calle, que me he fijado que se peina con mucho cuidado y que ojala no tenga novia. Que cuando me acuerdo de el se me olvida todo y me ha regañado el señor, hasta me ha dicho estúpida. Que cuando me despierto veo mis zapatos muy solos y que me gustaría que estuviera conmigo para que los suyos les hicieran compañía. Que yo me llamo filomena y que ya se que el se llama Carlos y su nombre es muy bonito...

POETA -Muy bien cuenta con el poema. Ya casi lo tienes hecho.

FILOMENA -Bueno. Pues muchas gracias. Aquí tiene.

POETA -¿Que es esto?

FILOMENA -Tres pesos. Hay un señor en el mercado que los hace a peso pero yo creo que el suyo va a salir más a mi gusto.

POETA -Te agradezco el elogio y lo acepto. Pero ten en cuenta una cosa presente: un poema no tiene precio, con él pueden lograrse las cosas más inalcanzables.

FILOMENA- Así lo espero.


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